Las cucharas de madera de olivo son muy útiles y añadirán un toce decorativo y mediterráneo a tu cocina.
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La madera de olivo ha sido un material muy presente en las cocinas tradicionales del sur de Europa, y hoy día se mantiene esta arraigada costumbre que, además de tener un alto componente tradicional, cuenta también con una base científica.
Cuchara de madera de olivo no raya los fondos de ollas y sartenes La mayoría de las ollas, cazos y cacerolas de nuestras cocinas suelen ser de acero inoxidable. El acero inoxidable es un material que no se corroe, es ligero y fácil de limpiar, no obstante si lo arañamos con utensilios de cocina metálicos puede liberar pequeñas cantidades de metales pesados como el níquel y el cadmio perjudiciales para la salud. Lo mismo ocurre con sartenes, ollas y cazos fabricados generalmente con aluminio y recubiertos de teflón. El uso del teflón está ampliamente extendido debido a sus propiedades antiadherentes. Sin embargo, cuando debido al uso de utensilios de cocina metálicos rascamos el fondo y las paredes del cazo o sartén, la capa de teflón se agrieta y deteriora y el aluminio que hay debajo entra en contacto con los alimentos lo cual es perjudicial para la salud. Esto no ocurrirá si utilizamos cucharas de madera de olivo.
Es probable que, cuando cocinamos un tipo de comida que requiere de tiempo y calor, como salsas, potajes, cremas, bechamel..., sea necesario utilizar una cuchara de madera de olivo que pueda estar sumergido el el caldo durante un tiempo mientras que removemos. Si es de metal, se corre el riesgo de que desprenda un gusto similar al del óxido, con lo que el sabor de ese plato se altera . Con las cucharas de madera de olivo, en cambio, este peligro desaparece porque este material no afecta en absoluto al sabor de la comida.
Muchos de los plásticos con los que se fabrican cucharas de cocina contienen sustancias que actúan en nuestro organismo como disruptores hormonales, es decir que interfieren en las funciones de nuestro sistema hormonal. Esto causa demostradas alteraciones (a las que son más sensibles fetos y niños), sobre todo los plásticos que contienen:
En contacto con los alimentos una parte pasa inevitablemente a ellos. En la cocina deberíamos anularlos por completo, o al menos no deberíamos calentar en ellos ni tampoco poner comida caliente, grasas, líquidos o ácido. La silicona y el polipropileno es el único plástico recomendado por la OMS para estar en contacto con alimentos por su estabilidad tanto en contacto con ácidos como alcalinos y por su resistencia al calor. Pero porqué usar plásticos si podemos usar madera o cristal.
Incluso la madera de olivo que tiene una muy alta densidad 960 Kg/m3 es mucho más ligera que el acero 7850 Kg/m3. Lo que la hace que sus utensilios sean muy cómodos de manejar en la cocina.
La madera de olivo es un aislante natural del calor, por tanto las cucharas de madera olivo no se calientan evitando así quemaduras molestas.
Una de las desventajas que se atribuye a los cubiertos y utensilios de madera es que debido a su porosidad absorbe los líquidos y adquieren el sabor de las comidas. Esto no ocurre con la madera de olivo porque como hemos comentado es muy compacta y tiene muy baja porosidad lo que dificulta la absorción de líquidos y en mayor medida si tenemos la precaución de ir untandola de vez en cuando con aceite de oliva para que estos microporos permanezcan sellados.
Debido a su alta densidad la madera de olivo es muy poco flexible lo que permite que no se deforme con el calor cuando trabajamos los alimentos en la sartén a diferencia de lo que ocurre con espátulas, cucharas y paletas de materiales plásticos.
La madera de olivo al tener tan alta densidad y baja porosidad permite un acabado extremadamente fino y pulido que no favorece la adherencia de los restos de comida.
Numerosos estudios han demostrado que debido a esta propiedad las bacterias que quedan atrapadas en la madera se asfixian y mueren por lo que no pueden reproducirse. Esto únicamente ocurre en la madera y en ningún otro material.
Los plásticos que encontramos en tantísimas aplicaciones de la vida diaria y en particular en nuestras cocinas son todos altamente contaminantes en su producción, sólo una mínima parte son biodegradables y pocos son reciclables.
Si mantenemos unos cuidados muy sencillos nuestro menaje de cocina de madera de olivo nos durará toda la vida y se mantendrá igual de bello que el primer día.
El término cuchara proviene del latín "cochleare" que define la medida de un centilitro y es uno de los utensilios más antiguos de los que el hombre se ha valido tanto para comer como para servir. Desde el paleolítico y dependiendo de la zona geográfica el hombre ya utilizaba utensilios para tomar alimentos líquidos: conchas, cortezas, huesos, ... pero el material más utilizado era la madera. Muchos de estos pueblos antiguos tenían como dietas básica las harinas combinadas con carnes, frutas y hortalizas consumidas en formas de purés, gachas o sopas, con lo que el uso de la cuchara y otros utensilios se hizo necesario para todos los hogares.
Ya en esos remotos tiempos el diseño de la cuchara era muy similar al que conocemos hoy en día pero elaborados con madera, barro, etc. En Mesopotamía y Egipto 3000 años antes de Cristo ya se realizaban preciosas cucharas con bellos grabados y adornos que se utilizan para fines médicos y ceremoniales. Las cucharas más ricas realizadas en oro, plata y piedras preciosas, se utilizaban en los oficios religiosos de los templos o como ajuar funerario para reyes y altos mandatarios. De hecho la utilización de la cuchara en la antigüedad parece ser que estaba restringida a la clase alta. La gente humilde tomaba los alimentos directamente con la mano y en el caso de alimentos líquidos directamente del cuenco o plato de madera o barro y esto se ha mantenido así hasta prácticamente el s. XIX.
En el siglo III a.C la cuchara se pone de moda en las clases más altas del Imperio Romano. Estos utilizaban varios tipos de cucharadas, cada una destinada a unos alimentos. Los mismos diseños y usos se mantienen, sin evolucionar hasta finales de la Edad Média. Esta situación no es muy diferente en el mundo islámico aunque en muchas ocasiones ellos utilizaban junto con sus cuencos cucharas. Estas gozaron de gran desarrollo en Al-Andalús y reinos cristianos del norte de la Península Ibérica especialmente las elaboradas en madera.
En el siglo XIII los manuales de buenas costumbres de la época aconsejaban el uso de la cuchara y no beber directamente de la sopera o escudilla costumbre que poco a poco fue extendiéndose y contagiando a las demás clases sociales. Hasta este momento las cucharas eran redondas y obligaban a los comensales a abrir mucho la boca, por lo que eran bastante incómodas, pero principios del s.XIV adquieren la forma ovalada lo que hizo que su uso fuera más fácil y por tanto más general en la población.
Hasta el siglo XV no era habitual disponer de cubiertos individuales para las distintas comidas, por lo que los comensales se servían del mismo vaso, cuchillo y cuchara pero a principios del s, XVI comenzó a extenderse la costumbre de que cada uno tuviese su propio juego de cubiertos y su correspondiente servilleta para utilizar a lo largo de la comida. A finales del s.XVII se generaliza el uso de cambiar la cuchara cada vez que se había empleado para servirse de una fuente lo que obligaba al anfitrión a disponer de gran número de cucharas, esto condujo a que finalmente se creará un modelo de gran tamaño, cuya única misión era servir la sopa o las salsas de la fuente a los platos, evitando la utilización de muchos cubiertos distintos.
Fué en el s. XIX cuando estos comportamientos en la mesa se extiende a todos los estratos sociales y toda la sociedad civilizada. El material principal con que se realizaban era la madera.
En la actualidad en las mesas más elegantes ya no basta con utilizar la cuchara, el tenedor y el cuchillo en lugar de las manos, sino que, para cada tipo de comida se emplea un cubierto distinto: cucharas soperas, cubiertos distintos para pescado, carne, entremeses o dulces y postres. Como podemos observar no hemos innovado nada, nos hemos limitado a diversificar los instrumentos y a difundir su uso entre todas las clases sociales. La cuchara, nacida como un útil de cocina, para revolver y trasvasar en el paleolítico se ha hecho imprescindible en cualquiera de nuestras cocinas.
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